Autor/Fuente: Equipo de Opinión, CGTN Español
En 2001, China se encontraba ya en su camino hacia la revitalización nacional basada en sus propias condiciones históricas y sociales y comprendió que su ascenso no podía darse de forma aislada ni debía suponer una amenaza para nadie, sino que, por el contrario, abriría nuevas oportunidades para todos. Nacieron así iniciativas como la formación de la Organización de Cooperación de Shanghai(OCS).
A lo largo de los años, la OCS se ha convertido en un importante actor regional en Eurasia y cada vez son más las economías en desarrollo que se unen a ella. Se ha ampliado para incluir a India y Pakistán en 2017, a Irán en 2023, y Bielorrusia acaba de convertirse en el décimo Estado miembro de la OCS, lo que refleja su creciente influencia e importancia en la escena internacional.
La 24ª Reunión del Consejo de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghai se celebra este mes de julio en Astaná. En medio de la escalada de las tensiones mundiales y los persistentes desafíos económicos, esta cumbre es sumamente importante. El evento de este año cuenta con la activa participación de los países miembro, que buscan estrechar lazos y aunar esfuerzos para impulsar la cooperación a nuevos niveles y abordar los acuciantes problemas regionales y globales.
Países como Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán han estado promoviendo proyectos de desarrollo sostenible y de conectividad, que van desde el parque eólico de Zhanatas y la central termoeléctrica No. 2 de Dusambé hasta el ferrocarril China-Kirguistán-Uzbekistán. Estas acciones demuestran la voluntad de los miembros de la OCS de unir esfuerzos para superar obstáculos comunes y construir un futuro más próspero para sus pueblos. El Campamento de Primavera Puente Chino 2024 celebrado en la región autónoma uigur de Xinjiang de China y el establecimiento del primer taller de Luban en Kirguistán y del segundo taller en Kazajistán, junto con la celebración del Año del Turismo de China en Kazajistán para 2025, recientemente anunciada por el presidente chino Xi Jinping, son testimonios del compromiso con la promoción del intercambio cultural y el entendimiento mutuo entre los países de la organización. Esas y otras iniciativas son vitales para construir un sentido de comunidad y futuro compartido, fomentando la unidad regional a largo plazo.
En un mundo en el que determinados actores occidentales vuelven a apostar por el unilateralismo y la confrontación, la OCS agrupa a países muy dispares en sus modelos, entendiendo que el mundo es suficientemente grande como para que quepamos todos y que juntos somos más fuertes.
De cara al futuro, China asumirá la presidencia rotatoria de la OCS durante el periodo 2024-2025. Esto supone una oportunidad significativa para que Beijing, con su vasta experiencia en el desarrollo económico y su compromiso con el multilateralismo, siga contribuyendo a los objetivos de la organización y reforzando su papel como faro de estabilidad regional y mundial.