La pandemia del coronavirus hizo que los pacientes contagiados fueran la prioridad número uno para la mayoría de los sistemas de salud en el mundo.
Esto trajo como consecuencia que los demás enfermos de hospitales y clínicas pasaran a segundo plano y que muchos de ellos no recibieran el tratamiento adecuado.
Es el caso de los pacientes con cáncer que vieron retrasarse sus quimioterapias, como fue el caso de Kelly Smith, una británica de 31 años que falleció luego que su tratamiento se suspendiera por tres meses. Kelly era madre de un niño de seis años y falleció el pasado 13 de junio, poniendo en el tapete la realidad de miles de casos similares en los hospitales del Reino Unido, según informa Daily Mail.
La mujer, originaria de Macclesfield, cerca de la ciudad de Manchester, fue diagnosticada con cáncer de intestino en abril de 2017. Se sometió a una intervención quirúrgica para extirpar parte de su colon, pero la enfermedad se extendió a su hígado. Durante los siguientes tres años, estuvo sometida a quimioterapias e inmunoterapia para contener la metástasis.
"Lamentablemente, es demasiado tarde para Kelly, pero todavía hay tiempo para salvar a otros. Necesitamos una respuesta de emergencia en todos los tratamientos contra el cáncer disponibles con recursos adicionales y con la misma cantidad de energía y enfoque que se utilizó contra el virus en sí", dijo Craig Russell, padrastro de Kelly.
Russell afirma que los expertos han advertido que "hasta 35.000 pacientes con cáncer podrían morir innecesariamente" como resultado del impacto de la pandemia en los servicios oncológicos.
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