Qatar 2022 es definitivamente el Mundial de las revoluciones tecnológicas. Una de ellas es el balón con sensores. Este sistema cuenta con 12 cámaras alrededor de los estadios que detectan el movimiento del balón oficial, el cual posee por dentro un chip especial.
El esférico cuenta en su interior con un sistema de suspensión que permite colocar el sensor de movimiento. Este chip está en la capacidad de rastrear cada toque a una velocidad de 500 veces por segundo. Permite la recopilación de datos de movimiento de la pelota muy precisos y la transmisión a los oficiales del partido en segundos. Gracias a este chip, los jueces tienen datos precisos en tiempo real y les ayuda a tomar decisiones. El uso de esta tecnología es completamente invisible, por lo que no interrumpe en ningún momento el desarrollo del juego ni el desempeño de los futbolistas. Esta misma tecnología es la que determinó que el primer gol de Portugal sobre Uruguay fue de Bruno Fernández y no de Cristiano Ronaldo, como se creyó en un principio. “No se pudo medir ninguna fuerza externa sobre la pelota y eso se muestra por la falta de ‘latido’ en nuestras mediciones”, fue la explicación dada por los encargados de la citada tecnología.