Cuando tenía 19 años, Natalie Portman podía considerarse ya casi una actriz veterana de Hollywood. Llevaba saliendo en películas desde los 13, cuando Luc Besson la puso en el centro de «Léon The Professional» (1994); de ahí pasó a trabajar con directores en la cima de la industria como Michael Mann (Heat, 1995), Ted Demme (Beautiful Girls, 1996), Woody Allen (Everyone says I Love You, 1996), Tim Burton (Mars Attacks!, 1996) o George Lucas (las precuelas de Star Wars).
Sin embargo, participar en una obra de teatro de Chéjov, «La gaviota», dentro de un elenco con Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman y Christopher Walken aún le imponía retos. Más aún si sumamos la dirección de una leyenda de los escenarios y la gran pantalla como Mike Nichols, que comandaba dicho montaje en Nueva York.
Pero según se puede leer en «Mike Nichols, A Life», la nueva biografía del director de «El Graduado» escrita por Mark Harris, Portman recuerda que Nichols, quien falleció en 2014 a los 83 años, hizo que pudiera sentirse cómoda y ganar confianza en sí misma a pesar de estar rodeada por colosos de la interpretación.
En el libro, Portman, actualmente de 39 años, recuerda cómo Nichols fue «el único hombre mayor que me guío sin que hubiera un elemento espeluznante en él».
«Creo que era un feminista genuino», dice la actriz sobre Nichols en el libro. «No había nada, nada, nada allí excepto que él te viera como un ser humano creativo, interesante y talentoso. Es la cualidad más rara y fina, y no muchos directores de su generación la tenían».
Unos años después, actriz y director volvieron a colaborar en «Closer» (2004), la adaptación al cine de una pieza teatral de Patrick Marber donde Portman interpretaba a una bailarina de striptease, la que fue su primera nominación al Oscar de su carrera, recoge Insider.
Nichols fue especialmente cuidadoso y protector con Portman, especialmente en la secuencia del club de striptease. «Quería taparme el culo incluso más que mi propio padre», dijo la intérprete entonces, relata Harris en la biografía. «Se aseguró de que se sentía cómoda con los ángulos, el vestuario y los movimientos. La acompañó y planearon la escena hasta que se sintió preparada».
«Lo que hizo por mí… Dios, espero algún día tener esa habilidad para inspirar y guiar a otra persona», concluye Natalie sobre Nichols.
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