Australia ha dado muestras de que la pandemia de coronavirus que afecta al mundo se podría haber controlado a tiempo. De seguir el ejemplo del país oceánico se habrían evitado millones de muertes, se habrían evitado las extensas cuarentenas y la mayoría de las naciones no estarían enfrentando segundas y terceras olas del virus.
El pasado viernes, más de 4.000 personas llenaron las gradas, sin mascarilla ni distancia física de seguridad, del Memorial Drive Tennis Club, ubicado en Adelaide, para presenciar los partidos de exhibición previos al Open de Australia, que comenzará el próximo 8 de febrero de 2021.
Pero, ¿por qué es posible realizar este tipo de eventos? Las restricciones en Australia se han relajado debido a la baja incidencia acumulada en el país y al reducido número de nuevos casos de coronavirus.
Esta situación de normalidad se debe a que actualmente solo hay 59 casos activos en todo el territorio y 10 personas permanecen hospitalizadas a causa de la Covid-19, según el Departamento de Salud del Gobierno de Australia.
De hecho, desde que comenzaron a registrarse los primeros casos en marzo en todo el mundo, Australia ha detectado algo menos de 29.000 contagios y el número de fallecidos asciende a 909.
«Australia ha registrado 14 días consecutivos sin casos adquiridos localmente. La última vez que Australia registró 14 días consecutivos sin transmisión comunitaria fue entre el 16 y el 29 de febrero de 2020», comunicaba este domingo en su cuenta oficial de Twitter el ministro de Salud, Greg Hunt.
Las claves por las que Australia apenas registra contagios han sido las estrictas medidas de confinamiento y las restricciones de movilidad durante 2020. Desde el pasado mes de marzo de 2020, Australia mantiene sus fronteras cerradas a viajeros internacionales y apuesta por seguir con esta medida a lo largo de 2021, aunque la mayoría de su población sea vacunada, según han subrayado fuentes del Gobierno.
Las únicas personas que pueden viajar a Australia son los ciudadanos y ciudadanas de allí, las personas residentes, los miembros de la familia inmediata y los viajeros que hayan estado en Nueva Zelanda en los 14 días previos, siempre que pasen la cuarentena establecida al llegar, así como diplomáticos u otras excepciones, consigna 20 Minutos.
Una parte esencial de esta estrategia de control es la geografía de Australia, al ser una isla de gran extensión y estar aislada. En este sentido, Australia tiene un estricto control de las cuarentenas para viajeros que entren en el país, por el que tienen que permanecer 14 días en un establecimiento en cuarentena, aunque presenten resultado PCR negativo. Cualquier pasajero debe someterse a esta prueba 72 horas o menos antes de coger el vuelo para poder entrar en el país.
Otra de las medidas adoptadas por el ejecutivo australiano para reducir sus contagios a prácticamente cero han sido los serios confinamientos decretados en las diferentes zonas del país ante el mínimo brote, además de la capacidad del sistema de rastreo y de las pruebas de detección.
Los profesionales sanitarios han realizado cerca de 13 millones de pruebas en Australia para la detección de casos desde el comienzo de la pandemia y la tasa media de positividad es del 0,2%. En el último día, el número de pruebas realizadas en todo el territorio superan las 30.000, según los datos del Departamento de Salud.
Foto: Shutterstock.