Tiago es pequeño de 2 años y fue atacado por un animal, que terminó destrozándole parte de su mano derecha.
«El perro salió de una esquina y vi que se abalanzó sobre mi hijo», exclamó.
«La pediatra me dijo que él se tiene que ir a un psicólogo porque ya no le puede ver a los perros, ni a las gallinas», afirmó.